El Día de la Cruz se convierte en Ubrique, cada 3 de mayo, en la fiesta de los gamones. El gamón es una planta liliácea silvestre cuya raíz bulbosa calentada y golpeada convenientemente sobre una piedra produce una explosión. Este efecto, generalmente acompañado de un brindis «a la salud del Día de la Cruz», es el que, a su vez, provoca el júbilo del público participante en esta ceremonia. Este es el hecho central de una fiesta peculiar y autóctona, con la que el ubriqueño rinde culto al Día de las Cruces de Mayo.
Crujir un gamón -cuya forma sugiere la de un sable- requiere destreza para conseguir en primer lugar que la planta alcance su punto exacto de calentamiento y luego para que al ser golpeada sobre una superficie dura explote.
En general, la panorámica que ofrece Ubrique ese día es la de una población plagada de candelas, de fuegos encendidos por todos los rincones. Pero esta fiesta no se limita a la celebración del día señalado. Exige una preparación previa que comienza, las jornadas precedentes, con la salida al campo de numerosos vecinos dispuestos a coger la leña para el fuego y, por supuesto, los gamones, que florecen en los alrededores de la población.
Este año, con las intensas lluvias, la naturaleza ha sido generosa y ha proporcionado abundante materia prima para la fiesta. Los elementos esenciales que conforman esta singular celebración son el fuego, el gamón y la cruz en torno a la cual se enciende la candela. La fiesta popular se celebra en toda la población.